Reflexión en Navidad 2020

Fui elegido por mi familia para compartir una reflexión navideña esta noche y honestamente es un poco difícil elegir por dónde comenzar, así que he decido comenzar hablando un poco sobre mi perspectiva acerca de estas fechas.

Una de las preguntas más comunes que las personas se hacen en navidad Navidad es:

¿Qué voy a regalar? Y ésta tiene muchas variantes: Mi mamá, mi papá, mi esposo, mi esposa, mis hijos, mis sobrinos, etc. Y es que la mercadotecnia nos ha invadido cada rincón de nuestra mente, la ropa, el reloj, la computadora, la TV, el smartphone que tenemos es producto de ella, tomamos decisiones conforme a lo que el mercado nos ofrece, siempre queremos lo más moderno o sofisticado.

La siguiente pregunta también es un poco superficial ¿Qué vamos a cenar? Esta noche siempre salen a relucir las habilidades culinarias de algún miembro de nuestra familia, la prima que se ofrece a hacer un platillo nuevo, la tía que le pone de su salsa especial a las tortas de pavo, la cuñada que hace su postre favorito y ¡Que grata sorpresa nos llevamos a la hora de la cena!, siempre terminamos agradecidos con esas personas que deciden compartir su chef interior con nosotros.

La última ya es más filosófica ¿A quién voy a ayudar? ¿Ayudar? ¿Porqué deberíamos ayudar a alguien en “estas fechas”? ¿Cuál es el propósito de esa “ayuda”? Lo más común es ayudar a las personas de la calle o gente de escasos recursos y realmente produce un impacto positivo en mi ver todas las acciones de ayuda de unas personas a otras, lo que no debemos perder de vista es que 2020 va a ser un año muy diferente, tal vez en esta ocasión quien necesite también de nuestra ayuda sea un amigo, familiar, conocido que en años anteriores derrochaba dinero en la cena, regalos, viajes, etc. pero que por COVID-19 lo haya perdido todo.

No tengo nada en contra de las 3 preguntas anteriores, al contrario, disfruto mucho los regalos, la comida y de ayudar a otros, sin embargo, a veces nos gana la emoción y nos olvidamos del verdadero propósito de navidad, que lo creamos o no, seamos devotos de una religión o no, siempre habrá un haz de luz apuntado a esa dirección: JESÚS.

Sé que si no eres fan de la religión están a punto de cerrar el navegador e irte a leer otra cosa, pero te propongo algo, hagamos de cuenta que probablemente esa persona (JESÚS) no es quien dijo ser y sólo es un invento de un grupo de personas para tener poder sobre otras, pero, ¿Que  tal si, si es quien en verdad dijo ser? También podríamos suponer eso y bajo ese supuesto es que voy a seguir escribiendo.

En la historia siempre se habla de la crucifixión y muerte de Jesús, y de la humillación que sufrió cargando su propia cruz mientras la gente le escupía, sin embargo, alguien dijo una vez (no recuerdo exactamente en donde lo escuché) que la humillación más grande de Jesús no fue morir en una cruz, sino que aún siendo el primogénito del Rey del universo haya aceptado (decidido) venir a un mundo tan imperfecto, a convivir con gente tan imperfecta. ¿Lo puedes imaginar? El apóstol Pablo nos da una idea de ello en un fragmento de su carta a los Filipenses en el capítulo 2 versículos 1 al 11 la cual pongo a continuación.

Humillación y exaltación de Cristo

1 Por tanto, si sienten algún estímulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable, 2 llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento. 3 No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. 4 Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás. 5 La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, 6 quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. 7 Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. 8 Y, al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! 9 Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, 10 para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

El propósito del nacimiento de Jesús era su muerte, y él lo sabía, sin embargo jamás se rehusó a él, vivió y cumplió su propósito cada día.

Este fragmento de la Biblia me invita a cuestionar de manera muy personal, ¿De verdad soy creyente de Jesús? ¿Parezco un creyente de Jesús? ¿De verdad sigo su ejemplo? ¿Podría dar mi vida o algo tan valioso para salvar a un culpable? Y siendo sincero y objetivo, lamentablemente algunas veces las respuestas a las dos últimas preguntas aunque me duele aceptarlo, son negativas.

Nací en una familia evangélica, desde muy pequeño fui instruido en la fe, sin embargo, 2020 ha sido un año muy especial, como familia nos ha traído cosas muy buenas, pero también hemos atravesado un par de situaciones que nos han llevado al límite de nuestra carga emocional.

Durante este año atravesamos la cirugía de Martha, la fractura del brazo de Amanda, el cambio de carácter de Juanito como consecuencia de lo anterior, llantos sin sentido a las 2 am, desveladas por enfermedad de los niños, una carga de trabajo excesiva y con mucha presión sin sentido, un par de personas defraudaron mi confianza, otras más simplemente me desilucionaron pues tenía altas expectativas de ellas y resulté estar equivocado, y eso me quebró, me rompió emocionalmente.

Esto me llevó a pensar en que, si siendo Jesús el hijo de Dios se humilló a venir a nacer en un establo, (ni siquiera en una casa o una cama decente, mucho menos un palacio), para después morir de la forma más humillante (en una cruz) para reconciliar a la humanidad tan imperfecta con el Creador. Si siendo una persona perfecta aceptó su sufrimiento. ¿Porqué yo no habría de sufrir un poquito en este mundo?

El mismo fragmento nos habla de la consecuencia de la obediencia de Jesús, fue exaltado y llegará el día que ante su nombre se doble toda rodilla, entonces no todo fue tan malo, de la misma manera puedo decir que no todo en mi vida ha sido malo.

2020 también trajo cosas buenas, nos mudamos a nuestra casa, la casa de nuestros sueños la que construí por más de 5 años con mucho amor para mi esposa e hijos (incluso sin conocerlos). Conocí a nuevos amigos, encontré el trabajo de mis sueños con una empresa que se preocupa por mi como persona y no solo como un número más, una empresa que se preocupa incluso por mi esposa e hijos. 

En medio de las marañas de ideas que el mundo nos ofrece en la actualidad, en medio de muchas preguntas y confusiones, puedo decir que Jesús siempre ha estado conmigo y me ha sostenido, no estoy diciendo que yo sea una persona buena o perfecta, estoy diciendo que pude sentir su amor aún en los momentos de más incertidumbre.

Después de un año de enseñanzas me he vuelto a hacer las mismas preguntas, pero ahora no solo en navidad sino cada día:

  1. ¿Qué voy a regalar?. Ya no pienso solo en cosas materiales, ahora también pensando en cosas intangibles, como el tiempo, el conocimiento, mi experiencia, pero sobre todo haciendo el bien a otros, porque es lo que Jesús haría.

Pero sobre todo, ¿Qué le voy a regalar a Jesús? Si él me regaló la oportunidad de reconciliarme con el creador, lo mínimo que puedo darle es mi devoción y gratitud, y eso lo puedo hacer teniendo una vida de acuerdo a sus mandamientos y enseñanzas, y aunque lamentablemente en la actualidad parecen obsoletas y conservadoras, puedo afirmar que siguen vigentes y que representan una verdad que nos llena de paz.

  1. ¿Qué vamos a cenar? Yo no tengo habilidades culinarias, pero puedo hacer feliz a mi esposa comprando unos ricos panuchos, a mis papás cenando en familia, a mis familiares con una rica carnita asada, cada noche puede ser especial si estamos en familia y en nuestra mesa reina la paz y el amor de Jesús.
  2. ¿A quién voy a ayudar? Tampoco tiene que ser con algo material o con dinero, últimamente he invertido mucho tiempo en llevar a mis familiares al hospital o simplemente prestando el coche, he ayudado a una par de amigos a encontrar un mejor trabajo, he dado consejos a los que me lo piden, estoy tratando de ayudar a un grupo de personas a ingresar a la empresa, estoy capacitando a una persona en programación, planeo darle un empleo temporal a un amigo que pidió el favor, entre otras cosas.

Pero esto no se trata de mi o lo que soy capaz de hacer, sino de lo que es capaz de hacer la comunidad de gente que cree en Jesús, de lo que es capaz de hacer la Iglesia, y no me refiero a la institución religiosa, sino a cada individuo que comparte la misma fe.

Si Jesús siendo el rey del universo se humilló para darnos la oportunidad de reconciliarnos con el Padre.

¿Qué podemos hacer nosotros para agradecer y corresponder su amor?

¿Qué podemos hacer nosotros en favor de los demás?

1 pensamiento sobre “Reflexión en Navidad 2020

  1. Josué Morales

    Mis felicitaciones, Juan.
    El 2020 ha sido un año duro para todos, pero tus palabras me ayudan a recapacitar y pensar en qué estoy haciendo mal.
    Dios te bendiga.

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